Un aceite de cocina adecuado puede marcar la diferencia.

Existen muchas opciones en lo que respecta a los aceites de cocina; cocinar con el aceite correcto puede marcar la diferencia en lo referente al sabor, la textura y la salud. El aceite de oliva se ha utilizado ampliamente en la dieta mediterránea, y los aceites vegetales y de canola son comunes en los hogares estadounidenses.

Aquí aparecen otros tipos de aceite que se pueden usar para cocinar:

Coco: el aceite de coco virgen tiene un alto contenido de grasas saturadas y debe usarse en porciones moderadas. Tiene el componente de ácido láurico, que aumenta los niveles de colesterol bueno y malo.

Semilla de uva: el aceite de semilla de uva es rico en Omega-6. También debe estar refrigerado.

Sésamo: el aceite de sésamo debe estar refrigerado además de que tiene un rico sabor a nuez.

Girasol: el aceite de girasol tiene un sabor suave y un alto punto de humo, por lo que es ideal para cocinar muchos platos y absorber sus grasas poliinsaturadas y ácidos grasos Omega-6.

Nuez: se sabe que el aceite de nuez es una buena fuente de Omega-3. Debe almacenarse en el refrigerador para evitar que se vuelva rancio.

Usar menos aceite y dorar en la sartén, en lugar de freír, mejora el sabor y los beneficios para la salud. Las grasas no saturadas se recomiendan en combinación con verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, semillas y nueces.

Los aceites deben almacenarse en un lugar fresco y seco. Se recomienda que solo se usen dos aceites al mismo tiempo, ya que el aceite que se guarda demasiado tiempo podría perder sabor y calidad. Si un aceite comienza a tener un sabor amargo se debe reemplazar.