La dehidroepiandrosterona (DHEA) es un precursor de la testosterona y otras hormonas androgénicas, y desempeña importantes funciones en la fisiología, incluyendo la modulación de la cognición, el apetito y la conducta sexual. Los niveles séricos de DHEA y su forma de sulfato, DHEA-S, disminuyen progresivamente con la edad y alcanzan sus niveles más bajos en la séptima década de vida. La disminución progresiva de los niveles séricos de DHEA provoca una reducción en la síntesis de testosterona, lo que se asocia con una serie de síntomas físicos, emocionales y cognitivos, como, por ejemplo, fatiga, pérdida de peso, estado anímico depresivo, irritabilidad y problemas de memoria. Estos síntomas son causados por la disminución de los efectos benéficos de la testosterona en diferentes partes del cerebro que modulan la función cognitiva y emocional, incluyendo a la amígdala y al hipotálamo. 

Los estudios en animales han establecido que la DHEA y DHEA-S exógenas tienen efectos benéficos en los sistemas inmunológico y cardiovascular. Ambas prohormonas también tienen efectos neuroprotectores, antioxidantes y antiinflamatorios en el cerebro, promueven la neurogénesis e incrementan la síntesis y la liberación de los neurotransmisores denominados catecolaminas, que incluyen a la norepinefrina y a la dopamina. La DHEA es ampliamente usada en la medicina occidental para autotratarse el declive en el funcionamiento cognitivo asociado con el envejecimiento normal. 

¿Qué dicen las investigaciones sobre la DHEA y la función cognitiva?

Muchos estudios han reportado mejoras en la memoria funcional, la conciencia visual, la coordinación visomotora y la atención en adultos saludables en respuesta a la DHEA. Estos efectos benéficos podrían ser influenciados por la plasticidad cortical provocada por la DHEA que mejora los procesos neurales asociados a la atención visual. Sin embargo, los resultados de las investigaciones acerca de los efectos de la DHEA sobre la memoria en adultos saludables y con discapacidad cognitiva son inconsistentes. La DHEA podría mejorar la memoria en pacientes ancianos que tengan bajos niveles séricos de DHEA, más que en adultos jóvenes con niveles de DHEA normales. 

En un ensayo clínico con un pequeño grupo de personas (N=10), a los adultos varones que se les administró DHEA de 500 mg experimentaron aumentos significativos en el sueño de movimiento ocular rápido (MOR) justo después del comienzo del sueño. Este descubrimiento indica que los cambios de los neuroesteroides en el cerebro provocados por la DHEA tienen efectos sobre el ácido gamma-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés)De hecho, la DHEA se adhiere tanto a los receptores del ácido gamma-aminobutírico (GABA) como al N-metil-d-aspartato (NMDA), sin embargo, no está claro si estas afinidades con los receptores están relacionadas a sus efectos de mejora cognitiva. 

Una revisión sistemática y un meta-análisis no descubrieron soporte alguno para considerar a la DHEA como un estimulador cognitivo en personas mayores saludables. La importancia de los hallazgos se vio limitada por el hecho de que solo tres estudios cumplieron con el criterio de inclusión; todos los estudios revisados tuvieron una duración de 3 meses o menor, y las dosis probadas variaron entre 25 a 50 mg solamente. Una revisión sistemática y meta-análisis independiente descubrió que las personas con enfermedad de Alzheimer tenían bajos niveles séricos de DHEA consistentemente, pero niveles normales de DHEA. Los autores sostienen que este hallazgo es consistente con la función de la DHEA como sustrato para la síntesis de la DHEA-S, y que la actividad de la sulfatasa y otros mecanismos moleculares de la bioconversión de la DHEA-S podrían ser deficientes en las personas con enfermedad de Alzheimer. El declive en los niveles séricos de la DHEA-S podría estar asociado con las distintas etapas de avance o los niveles de gravedad de la enfermedad de Alzheimer, de tal manera que, los niveles más bajos de DHEA-S predisponen a deficiencias cognitivas más severas. Se necesitan estudios adicionales para determinar si los niveles de DHEA-S brindan una herramienta de diagnóstico confiable para identificar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. 

En un estudio aleatorio de 6 meses controlado por placebo, los pacientes varones no medicados con enfermedad de Alzheimer fueron seleccionados al azar para administrárseles solo DHEA (50 mg al día) vs. un placebo. Luego de 3 meses, el grupo de DHEA mostró una tendencia a incrementar su desempeño cognitivo en comparación al grupo del placebo que no mostró variación hasta el final del estudio. En un pequeño estudio abierto de 4 semanas, 7 personas con demencia multiinfarto que recibieron una administración intravenosa diaria de 200 mg de DHEA-S mostraron aumentos significativos en los niveles séricos de DHEA-S y de líquido cefalorraquídeo, mejoras en las actividades de la vida diaria y perturbaciones emocionales menos frecuentes. El valor de los hallazgos de ambos estudios está limitado por su tamaño reducido. 

Los menores niveles de testosterona circulante en hombres mayores están asociados con un incremento en el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. En un estudio de tipo doble ciego controlado por placebo y con una duración de 6 meses, 16 varones con enfermedad de Alzheimer y 22 varones adultos saludables fueron seleccionados al azar para recibir 75 mg de testosterona (en forma de un gel dérmico) versus un placebo junto con sus medicamentos usuales. La calidad de vida general mejoró tanto en el grupo con demencia como en el grupo de control saludable. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos al final del estudio, sin embargo, los pacientes con demencia moderada que recibieron testosterona experimentaron un menor declive en sus capacidades visuoespaciales.

Efectos secundarios y preocupaciones sobre la inocuidad de la DHEA y la testosterona

La DHEA y la testosterona exógenas están asociadas con preocupaciones relativas a su inocuidad. Un leve insominio es un efecto secundario poco frecuente de la DHEA, que debería ser administrada en la mañana. Es prudente evitar el consumo de DHEA cuando existe un historial de hipertrofia prostática benigna o cáncer de próstata. La suplementación con testosterona podría incrementar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, una apoplejía y cáncer de próstata. Es prudente consultar con su médico antes de comenzar a usar DHEA o testosterona.

Un comienzo prometedor, pero se necesitan más estudios

Se necesita realizar estudios prospectivos grandes controlados por placebo para distinguir mejor los potenciales efectos de mejora cognitiva producidos por la DHEA tanto en personas saludables como en las que padecen Alzheimer o demencia multiinfarto para determinar las estrategias de administración seguras y óptimas.

Referencias:

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